martes, 20 de febrero de 2007

Encuentro

Cassiel tomó el grupo de cartas que Amir le extendía a través de la mesa después de haberlas barajado varias veces. Encendió un cigarrillo de menta y se lo llevó a la boca. El humo perfumado llenó rápidamente no sólo sus pulmones sino todo su sistema nervioso relajando cada una de las partes de su cuerpo. Observó detenidamente sus cartas. No eran nada buenas pero si algo había aprendido en los últimos catorce años arrojándose constantemente al mundo y a sus consecuencias era el darle la vuelta a cualquier situación sin importar lo riesgosa y desgraciada que ésta fuera. La clave del éxito descansaba bajo su manga izquierda bajo la forma de reyes, reinas, ases y demás según el requerimiento.


Amir era un pirata bastante duro. Sentado frente a él se mostraba cual roca enorme donde apenas podía entreverse una figura humana. Las cartas se perdían entre sus manazas y sus ojos brillaban tanto como la dentadura de oro con la que masticaba una hierba de las montañas que mandaba traer en grandes cantidades para cuando se hacía al mar. Masticaba con la boca bien abierta, haciendo el mayor ruido posible porque le gustaba demasiado hacerse notar.


-Será mejor que regreses a tu nave Cassiel- balbuceó Amir escupiendo trocitos verdes mientras revelaba su jugada- Full.


- Guarda tus consejos Amir-sonrió éste- Los vas a necesitar.


Cassiel muestra entonces cinco cartas correlativas de un mismo palo. Amir se levanta pesadamente de su silla y golpea la mesa con furia. Todos los clientes del bar se quedan muy quietos y en silencio. Amir tiembla como si estuviese a punto de explotar ante la tranquila mirada de su oponente.


-Eres una rata embustera!-grita Amir.


-No más que tú-responde Cassiel sin inmutarse.


Un hombre de capa y sombrero los observa fijamente desde la barra al otro extremo. Sus facciones se confunden bajo las sombras que se dibujan con la luz baja de las lámparas distribuidas en cada esquina sin embargo sus movimientos pausados y en especial la forma en que sostiene un vaso con vino tinto le hacen pensar a Cassiel que lo conoce de algún lugar.


-Tus palabras me causan gracia-dijo Amir entre carcajadas-Gorgojo, pide una botella para que mi amigo y yo brindemos.


El Gorgojo pertenecía a la tripulación de Amir. Era un enano gordo y calvo que había sido explotado durante años realizando actos mediocres en un circo hasta que Amir saldó unas antiguas cuentas con su dueño, quién se lo entregó como parte de pago. Se acercó a la mesa con una bandeja en la que traía la botella y dos vasos ya servidos.


-A tu salud, mi amigo-dijo Amir vaciando el contenido de su vaso en un solo trago.


Cassiel tomó el vaso que Gorgojo le alcanzaba. La bebida era transparente con la excepción de un diminuto punto rojo, apenas perceptible, al fondo. Amir sonreía animado. Cassiel hizo el movimiento de llevarse el contenido a la boca y de un momento a otro lo arroja sobre el enano.


-Lo siento, se me ha caído.


-Eres un torpe, un torpe!-gritaba Amir.


No había pasado ni siquiera un minuto y Gorgojo comenzó a lanzar gritos desgarradores a medida que la piel de su rostro que había sido humedecida con el líquido iba desprendiéndose. Amir lo miró con horror y antes de que pudiese desenfundar su espada Cassiel ya estaba hundiendo la suya en su estómago.


-Si no te encuentra la muerte que te sirva de advertencia- le murmuró al oído antes de abandonar el bar de la posada en medio del caos.


Dos hombres más aparte de Gorgojo estaban con Amir esa noche y, aunque intentaron atrapar a Cassiel, sus intentos fueron inútiles. Éste se perdió entre los callejones del puerto sin dejar más rastro que un ligero olor a menta que pronto se desvanecía en el aire, mezclándose con los aromas del mar.


Se recostó sobre un pequeño muro de una esquina. Pronto amanecería y tenía que llegar al barco antes que la tripulación de Amir intentase vengarlo. Dió unos pasos y notó que alguien lo seguía. Decidió esperar a ése alguien que se acercaba lentamente entre la niebla. Sólo cuando lo tuvo enfrente su memoria lo llevó de regreso al pasado, a su infancia en Gishmara y a su encuentro con el demonio.